COMENTARIO A LA PONENCIA DE WALTER MIGNOLO SOBRE EL TERCER NOMOS DE LA TIERRA

COMENTARIO A LA PONENCIA DE WALTER MIGNOLO SOBRE EL TERCER NOMOS DE LA TIERRA

Atawallpa Oviedo Freire/21-03-2021

“Los caciques, que eran los señores, y los bohiques (que llamaban a los sacerdotes) en quien estaba la memoria de sus antigüedades, contaron por muy cierto a Cristóbal Colón y a los españoles que con él pasaron, que algunos años antes de su venida lo habían ellos sabido por oráculo de su Dios. (…), vendrían (…) unos hombres barbudos (…), que hundiesen de un golpe un hombre por medio con las espadas relucientes que traían ceñidas, (…) haciéndose señores de ellos y de su tierra.”

Este pequeño texto es una parte de lo que escribió el padre Gerónimo de Mendieta en su obra “Historia Eclesiástica Indiana”. El contenido de esta obra es tan importante, que la Casa Real de España impidió su publicación y recién se la divulgó en México 300 años después de lo que fue escrita. Las preguntas que surgen inmediatamente son: Cómo los sabios o maestros de Abya Yala sabían algunos años antes, de que vendrían aquellos hombres que se apoderarían de ellos y de sus tierras? Qué conocimientos o capacidades tenían ellos para predecir lo que sucedería?

Mendieta no es el único que recoge esta afirmación de los indígenas del Caribe, otros también lo acopiaron por toda Abya Yala, pues fue conocido en varias regiones de este inmenso continente, sin que necesariamente se haya propagado desde algún lugar en particular. Otras preguntas que surgen, es por qué no hicieron algo para prevenirlo o enfrentarlo. Era posible contrarrestar lo que advenía. Había que eliminar al hombre barbudo que llegaba?

No solo que sabían que llegaría “la noche en mitad del día”, que fue otra frase recogida de la memoria verbal de los pueblos originarios, particularmente de lo que hoy es Ecuador, sino que dijeron que después de 500 años, no antes ni después, regresará “la luz en mitad de la noche”. También en toda Abya Yala se recogió este mismo mito de regreso o de retorno, dicho de distintas maneras y nombres: Wirakocha, Inkarrí, Ketsalcoalt, Kukulkan, Bochika, Komizawall, Iberogun, Gukumetz, Sumé, Mama Grande, etc. Entendemos como mito a otra forma de racionalidad (no de razón) expresada mediante símbolos y metáforas, siguiendo un pensamiento integral y no un pensamiento lineal y eurocentrado, que entiende al mito como algo imaginario o sobrenatural.

Acaso, este regreso de la luz en mitad del oscurantismo es “el declive de la hegemonía occidental” y “el advenimiento del tercer nomos de la tierra” del que expone Walter Mignolo en el “El tercer nomos de la tierra: la declinación de la hegemonía occidental y la continuidad del capitalismo” (todavía no publicado). Este tercer nomos, entendido como principios y organizaciones reguladoras al que hace referencia el profesor Mignolo (y que igual podemos hacer cada uno de nosotros) está basado en los acontecimientos que se han dado en estos 500 años y muy especialmente en los últimos 100 años, en cambio, los maestros de Abya Yala lo hicieron hace más de 500 años. En base a qué. Cuáles son sus presupuestos de observación y conclusión?

¿Cuándo hablan de la noche o del oscurantismo (como interpretaríamos mejor ahora), acaso se están refiriendo a la civilización y al capitalismo; y la luz de la que hablan es la referencia a lo no-occidental y el trans-capitalismo? No digo poscapitalismo porque sería una profundización o reconfiguración del capitalismo, sino algo más allá del capitalismo, y ¿acaso también será más allá de la civilización como tal?.

Para entender todo esto, debemos precisar que la hegemonía occidental si bien no logró imponer la civilización con todas sus epístemes y ontologías en todo el mundo, pero sí logró imponer el capitalismo en todo el planeta. El capitalismo ya no es exclusividad de occidente, pues ahora otros países se disputan la matriz colonial de poder, a la que hace alusión Mignolo en referencia al profesor Aníbal Quijano. Es decir, el capitalismo ya no está controlado por occidente, sino por varios países que no comparten la misma filosofía y epísteme eurocentrada, aunque hay muchas influencias.

Recordemos que lo que se ha dado en denominar “civilización occidental” tiene unos 2000 años de antigüedad, y una de sus últimas creaciones, el capitalismo tiene a lo más 500 años. Como bien anota el profesor Mignolo, en una primera etapa existió el mercantilismo que fuera controlado por las monarquías y que dará origen al capitalismo manejado por la naciente burguesía. Esto quiere decir, que la auto denominada revolución francesa o la revuelta de la burguesía no exterminó el mercantilismo, sino que lo repotenció para dar surgimiento al capitalismo, pues mantuvo a la civilización o matriz de base en forma incólume, es decir, no se propuso afectar a la civilización como tal, y tan solo sucedió un cambio de clase dentro del mismo paradigma eurocéntrico, como antes sucedió con los señores feudales, y en las experiencias socialistas con la burguesía de estado.

Dicho de otra forma, el capitalismo no terminó con la monarquía como tal, sino que creó la monarquía del capital, pues la burguesía naciente no pretendió terminar con la civilización matricial, sino, ahora dirigirla a ésta en nuevos niveles y formas. Y esto es lo que también ahora quiere la izquierda, controlar la nación-estado creada por la burguesía, para construir su socialismo, pero dentro de la civilización embrionaria, es decir, guardando sus mismas ontologías y epistemes, de ahí que la diferencia con la derecha es solo de clase, nada más.

Es importante comprender claramente que el capitalismo es la cúspide que recreó la pirámide de la civilización, luego de 2500 años de haber nacido o de haber emergido los llamados “griegos clásicos” a este paradigma. El capitalismo es a donde debía llegar la civilización en su etapa superior, dentro de su expresión económica principalmente y de ahí no hay más, el fin de la historia eurocéntrica. Ambas están en decadencia, es decir, toda la pirámide de la civilización en su conjunto y ha empezado minándose por sus partes más débiles, hasta que llegará al capitalismo que es su cima.

Por tanto, nosotros consideramos que el fin de la hegemonía occidental si equivale al fin del capitalismo como sistema socio-económico y de toda la civilización en su conjunto. Ya han caído las epistemes occidentales como verdades absolutas, como lo señala el profesor Mignolo, por ende, la auto denominada civilización occidental como tal, y luego irán desmoronándose todas sus partes constitutivas. Es decir, el capitalismo desaparecerá como sistema social de la civilización occidental, para quedar como otra forma económica o expresión de lo privado, y que funcionará en conjugación con lo público y lo comunitario, dentro de otro sistema social y de otro paradigma ontológico y epistémico trans-civilizatorio, principalmente en los países occidentalizados o satélites de occidente. En una forma de capitalismo cognitivo, como señala el profesor Mignolo, pero que será un medio de otro sistema y paradigma, y no un fin en sí mismo como lo es actualmente el capitalismo, y que no tendrá el mismo peso como lo tiene en este momento.

Si lo llamado occidental tiene apenas 2000 años de existencia, como dijimos anteriormente, todo lo de fuera de occidente tiene por lo menos 30.000 años de antigüedad. Esto quiere decir, que todos los pueblos de fuera de occidente han seguido un curso propio por miles de años, hasta que se interpuso la civilización en su desenvolvimiento, a través de su proyecto de conquista de todo el planeta y que lo iniciarán los emperadores romanos. Logrando, en unos más que en otras regiones imponerla, incluso por los nombres que les dieron a los diferentes continentes como bien lo ha reseñado Mignolo: América, Africa y Asia. Por cierto, la palabra Europa lo impusieron también los griegos.

El proceso propio o intrínseco a su propio desenvolvimiento que seguían los continentes enunciados, fue truncado hace 500 años por las monarquías europeas. De lo cual, se ha generado durante todo este tiempo una lucha, entre la milenaria Abya Yala y el nuevo mundo de la América occidental. Y lo mismo en el África y en Asia, continentes éstos que no han disputado el nombre que les impuso el hegemonismo eurocentrado. Parafraseando al profesor Mignolo, diría que Abya Yala (no América) no fue “descubierta”, sino inventada e integrada al imaginario geopolítico cristiano occidental como América.”

Por cierto, el término occidental es también otra imposición eurocentrada, pues ellos se pusieron al centro y arriba en los mapas del mundo o de la cartografía, cuando en la realidad o en la práctica, Europa no está arriba ni al centro de nada, pues el planeta tierra no está parado ni el meridiano de Grenwich está al centro de nada. Los términos: norte, sur, este y oeste, son otra imposición más. Pero, con el fin de la hegemonía occidental y de la civilización que estamos viviendo, hay quienes ponen los mapas con el sur o el este arriba. Este último sería el más acorde, a partir de tomar como referente al sol, el astro principal de este sistema solar.

Hasta este momento solo he hablado de civilización a secas y no de civilización occidental, pues para nosotros ambos términos son una tautología, la civilización es una creación de occidente, más precisamente una creación griega, y que fue impuesta a los pueblos indígenas europeos o a los pueblos no civilizados de Europa. Los romanos, que optaron también adoptar la civilización inventada por las élites griegas, cuando decidieron conquistar Europa fueron con el propósito de lo que ellos llamaban civilizarles pues consideraban a sus pueblos indígenas u originarios como salvajes y bárbaros.

Procedieron a exterminar a las culturas y naciones originarias (de lo que luego se llamaría Europa), las mismas que habían creado sus propias ontologías y epistemologías, y les impusieron lo que los griegos platónicos llamaron la civilización y todos sus mitos fundantes. Las élites griegas crearon las civilis y la polis, con el propósito de diferenciarse ontológicamente y además separarse territorialmente de sus campesinos, de los pobres, de los esclavos. A todos los cuales les consideraban inferiores, y a los que también les denominaban indígenas y desde ahí se demonizó esta palabra, que significa en latín: inde “de allí” y gena “nacido de”: nacidos. Los ricos griegos menospreciaban a los indígenas griegos y recrearon otro mundo solo para ellos, y ese mundo era la polis, el germen de la civilización.

Sistema y paradigma, que a su vez las élites romanas lo impusieron en Europa, especialmente en el sur, y luego sus teorías civilizatorias conquistaron toda Europa a través de la cristianización. A la final la civilización y el cristianismo son lo mismo, o la civilización es el cristianismo o el cristianismo es la civilización. Impusieron el cristianismo o la civilización en Europa y desde ahí surgió lo que luego se ha llamado la “civilización occidental”.

Posteriormente los europeos civilizados o cristianizados, se han encargado de hacer en el resto del mundo, lo mismo que hicieron los romanos con ellos, aunque no han logrado civilizar o mejor sería decir domesticar y dogmatizar a todos los pueblos del mundo en estos últimos 500 años, como sí lo consiguieron casi totalmente con los europeos, en un período de más de 2000 años, especialmente en la auto denominada edad media o la época oscurantista que duró 1000 años.

Impusieron el paradigma, el modelo social y el término de civilización, como el estadio superior de la humanidad y necesario para toda la humanidad. Para ello, crearon la dicotomía cultura/civilización en la que cultura era un nivel inferior y para hacer referencia a los pueblos que todavía no habían sido civilizados, y que estaban en un estado intermedio entre los pueblos salvajes y los civilizados, algo que se sigue hablando de esta manera hasta el día de hoy. Entonces, el sistema, el concepto y la palabra civilización son una creación griega, aunque tienen una gran influencia del helenismo de todos los pueblos de la media luna del mediterráneo (lo que hoy conocemos como Palestina, Líbano, Siria, Irak, Irán, etc.). El helenismo fue sistematizado por los griegos clásicos para recrear la civilización, como algo totalmente diferente a lo que había existido anteriormente, dando un giro ontológico total por primera vez en la historia mundial.

Por ende, la civilización no es un proyecto que haya existido de fuera de los griegos, es una creación estrictamente griega y de ahí impuesta al mundo. Asignaron todas las instituciones de la civilización a casi todo el mundo, en una suerte de civilizantrismo y de un civilizadocentrado, por lo que muchos utilizan el mismo concepto griego y ante todo la palabra civilización para referirse a las grandes culturas del mundo, y hablan de civilización china, civilización egipcia, civilización babilónica, civilización mesopotámica, civilización maya, civilización inca, etc. Todo lo cual, denota el colonialismo enraizado de muchos intelectuales que siguen está lógica asignada.

Entonces, la única civilización es la occidental, entendiendo como civilización a la domesticación y dogmatización de la razón y a la subyugación de todo lo demás, esto es, la sensibilidad, la afectividad, la emocionalidad, la sexualidad, la feminidad, etc. Es decir, es la pérdida de lo culto o cúltico que tenía un sentido integral, por una visión de carácter reduccionista monocular centrada solamente en la razón.

Esto hace, que algunos eurocentrados hablen de que estamos viviendo una crisis de civilización o un choque entre civilizaciones (Huntington), cuando lo que está en crisis, y más que en crisis, en caos, es la civilización como tal, y que son las ontologías e instituciones griegas.  Por eso, desde la intelectualidad eurocentrada solo se habla de transmodernidad, hasta de transcapitalismo, pero nadie habla de trans-civilización.

Entonces, nosotros hablaríamos de la decadencia de la civilización, como extracción griega y no de lo occidental en sí mismo, pues al interior del occidente geográfico hay quienes también están cuestionando a este paradigma racionalista, antropocéntrico y reduccionista, particularmente el movimiento celta. Parafraseando nuevamente a Mignolo, sería el cierre de la civilización desde occidente también, aunque todavía no lo definan así, es decir, que hablen de una trans-civilización. Esto significa, que no se trata de buscar una pos-civilización como progresión de lo mismo u otra civilización como dicen otros, incluso los decoloniales, sino una trans-civilización, algo más allá de la civilización como tal, y en lo que incluye también el nombre.

A propósito de los decoloniales, me parece que la frase de Mignolo de “una crítica eurocentrada del eurocentrismo” referida particularmente a Spengler y Huntington, también se aplicaría para algunos decoloniales, a quienes nosotros también hechos hecho algunas críticas, en particular a Dussel y Grosfoguel.

Entonces, la humanidad no ha ido progresando o desarrollando desde la época salvaje o primitiva hasta una época no-salvaje o civilizada, sino, desde la época en que se vivía en el continuum de la naturaleza hasta la ruptura que produjo la civilización creando un mundo contra natura. Por ende, la civilización no fue un acto de superación o de mejoramiento, sino de decadencia, y ahora nos toca recuperar lo cúltico, en el sentido de crianza de la vida, para tejer el mundo y la vida humana en armonía y complementariedad con todas las formas de existencia, en un nuevo nivel.

Por tanto, está en crisis y ante todo en caos, todo lo que ha construido la civilización en todo su proceso hasta nuestros días, esto es, todas sus instituciones creadas desde su origen hasta lo que se ha desencadenado a partir de estas bases. Por ejemplo: El estado, la democracia, la justicia, la iglesia, la policía, los partidos políticos, y todo lo que nos gobierna actualmente, y que en casi todo el mundo se han impuesto estas instituciones civilizatorias. Si bien hay formas culturales propias en el resto del mundo, se han impuesto la mayoría de las instituciones griegas en la administración de los países.

Entonces, no se trata solamente de terminar con el capitalismo como quiere la izquierda, sino de todas las instituciones civilizatorias o domesticadoras que nos gobiernan. Esto implica, algo diferente a lo que conocemos como estado, y que no había en las culturas indígenas de todo el mundo, es decir, también en la Grecia indígena o ancestral. Había evidentemente un sistema de organización, pero que no era el estado. En el caso de los Andes, especialmente en la época Inca, había una confederación de comunidades (llamadas ayllus), concentrados a su vez en una federación de ayllus (lamadas markas), y la federación de markas (formando suyus), todos los cuales constituyendo una confederación de cuatro suyus o regiones. Por lo que a su territorio le denominaron justamente así: Tawantinsuyu. Tawa: cuatro, ntin: confederación, suyus: regiones. Lo que significa, que sí es posible algo más allá del estado. Incluso, Marx hablaba de que en el comunismo se extinguirá el estado, por lo que se puede pensar que el estado de creación civilizatoria no es algo absoluto o infinito.

Sin embargo, lo que no se han dado cuenta hasta ahora la mayoría de marxistas, es que no tenemos que fortificar el capitalismo, ni pasar por el socialismo ni esperar al comunismo en decenas o cientos de años, para plantearse la eliminación del estado, de la democracia, de los partidos políticos, de la propiedad privada, sino que es posible hacerlo ahora. De hecho, los zapatistas y otras comunidades autónomas en México se han desligado en la práctica del estado-nación mexicano. Y así en otros lados. Ahí, ya no funciona la democracia ni los partidos políticos, sino algo que ellos llaman “buen gobierno” y que es una especie de comuncracia. Las ecoaldas que han ido apareciendo en el mundo, han hecho lo propio y hablan de sociocracia. En todas estas experiencias comunitarias, se practica otro sistema de organización, de justicia, de educación, de producción, de distribución, de espiritualidad, de salud, etc.

En todos estos grupos, ya casi no hay nada del sistema griego y su civilización. Mas bien todos ellos se inspiran en los sistemas ancestrales, milenarios, comunitarios indígenas, pues han entendido que no se trata de entrar en nuevas aventuras o experimentos, sino de aprovechar de la experiencia acumulada de la humanidad, incluido lo positivo de la civilización, puesto que no se trata de negar a occidente ni de disputar el poder mundial o de crear otro poder, sino de convivir entre diferentes, como también lo señala Mignolo

Todo esto sería la expresión de que está renaciendo la luz en mitad de las tinieblas de la razón pura y de la razón instrumental. La debacle de la civilización implica todo ello, y en la que el capitalismo es una de sus partes, una parte importante pero no la única, como anotamos anteriromente. Y a medida que la civilización sea cuestionada y se produzca una descolonización, que significa una descivilización se irá desmoronando. Entonces, no se trata de hacerle caer al capitalismo como pretende la izquierda sino de construir-reconstruir focos de luz no-civilizados o “cosmunitarios”, hasta que hayan tantos faros que las tinieblas sean cada vez menores, que es lo que vienen haciendo los proyectos autonómicos en distintos lugares de la Madre Tierra.

Es por ello, que ha reemergido: el Sumak Kawsay (Andes) y el Lakou (Haití) en Abya Yala; el Ubuntu en el Africa; el Tianxia (China), el Swaraj (India), el Jinology (Rojava-Kurdo) en el Asia; el Awen-Druida en Europa. Todos ellos en castellano sería algo así como “vivir en armonía entre todos (humanos y no-humanos)”. Por tanto, se trata de salir de todos los binarismos dualistas o dicotómicos creados por la civilización con sus dos brazos, el de derecha y el de izquierda. No solo hay una lucha de clases, sino de paradigmas, entre el cúltico de matriz integral, y de otra parte, el civilizatorio de patrón reduccionista.

El Buen Vivir, que podría ser un paraguas global para todos estos proyectos mundiales de armonía para todos, es un cuestionamiento, no solo al desarrollo ni siquiera solo al capitalismo sino a toda la civilización en su conjunto. El Buen Vivir es una episteme para la vida, mientras la civilización es un proyecto escatológico para la muerte, al que le ha tomado 2.000 años ponernos en este momento de cambio climático que vivimos actualmente y de peligro de sobrevivencia de la especie humana.

La que pondrá fin a la civilización, al capitalismo y al neoliberalismo, es decir, a todo el proyecto piramidalista, es la revolución climática en curso, en la que una fase de este proceso es la pandemia del coronavirus, que ha obligado a paralizar el mundo de alguna manera, algo que Mafalda desde hace tiempo ya pedía que se pare el mundo para poder bajarse. El neoliberalismo, la punta de la pirámide de la civilización y del capitalismo en particular, nos llevó a un aceleramiento impresionante, y que la pandemia nos ha obligado a bajar la velocidad, pero eso no es suficiente, hay que bajar el crecimiento y disminuir las desigualdades, pero que nos conduzcan a otro estilo de vida. Esto es lo fundamental, y ese nuevo modo de vivir debe ser algo diferente a la civilización, más allá de la civilización, por ende, necesitamos una transcivilización.

No creemos que esta humanidad lo va a comprender por sí misma, tendrán que venir otras y nuevas paralizaciones, para que obligados y no por conciencia propia, nos veamos presionados a tomar otro sistema de vivir. Y esto, no es cuestión -como cree la izquierda- de resolver solamente la pobreza, sino el de otra concepción y relación con la madre tierra, para reverdecer como aquellas comunidades indígenas que todavía no han sido topadas o poco topadas por la civilización. Ahí está el referente, el ejemplo, la guía, la luz para alumbrar la luz del oscurantismo civilizatorio. Se han quedado por 500 años guardados, no se han dejado impresionar por la civilización y siguen ahí guareciéndose, para desde ahí iluminar la trans-civilización.

Sentimos que esto es lo que vieron los maestros de Abya Yala hace más de 500 años, de que el oscurantismo no podría extinguir todas las luces, desde donde reemergería una luminosidad armónica y en equilibrio. Por eso no enfrentaron a los invasores monárquicos, pues ello hubiera significado su extinción al tratar de eliminar a ese enemigo poderoso que traía 10 plagas, como dijo el padre Motolinía.  La viruela, el sarampión, la sífilis, diezmaron a la mayoría de la población de Abya Yala, y si encima se hubieran enfrentado contra las armas sofisticadas del enemigo hubiesen todos perecido. Sabían que la ventaja de ellos era su oscurantismo, en cuya etapa construyeron una serie de armas de todo tipo, al pasar por más de 1500 años en guerras permanentes de conquista y reconquista.

Como consecuencia de ello, Europa era muy pobre, con mucha delincuencia, con grandes enfermedades, y estaba acabada luego de tantas guerras. De no mediar la invasión a la rica Abya Yala, la edad media se hubiera prolongado hasta nuestro tiempo, pues con qué recursos hubieran podido salir de más de 2000 años de penurias y que con el paso del tiempo la situación se fue haciendo más compleja. Europa no jugaba ningún rol en el escenario de esa época, en ningún ámbito. Su ciencia en general era muy básica, sus conocimientos eran mínimos. Los chinos y los árabes habían hechos muchos más aportes hasta esa época, y que luego con la riqueza de Abya Yala potenciaron los conocimientos de los pueblos asiáticos, y se hicieron como que fueran suyos propios. Lo que hoy conocemos como grandes maestros de la Europa renacentista, lo que hicieron fue copiar lo que hicieron los chinos y ampliarlos o profundizarlos, para luego presentarlos como propios. Tenemos el caso de la imprenta, del papel, de la brújula, los mapas, etc.

Solo desde la invasión de Abaya Yala es que el mundo en su conjunto da un cambio radical con el surgimiento del capitalismo en Europa. Especialmente Abya Yala que es despojada territorialmente en forma completa, su gente esclavizada y obligada a trabajar para un extraño, produciendo un epistemicidio y politicidio escándaloso. Algo que no sucedió en ninguna otra parte del mundo, si bien invadieron el Africa y Asia no sucedió al nivel de Abya Yala, pues los conquistadores europeos no se unieron sexualmente y matrimonialmente con su gente, como sí lo hicieron en Abya Yala.

El mestizaje fue otra arma poderosa para los invasores monárquicos, pues el mestizo se convirtió en un aliado fundamental para el sometimiento de los pueblos indígenas. Algo que no ha cambiado hasta el día de hoy, el mestizo se encarga de reproducir el pensamiento domesticador civilizatorio y de afianzar el colonialismo interno, sin que asimile casi nada de la racionalidad indígena de Abya Yala, a pesar de que se reconozca que tiene genes indígenas. Hasta el día de hoy se define como blanco-mestizo y no como indo-mestizo. Sin embargo, ahora habemos quienes lo reivindicamos, siendo este otro golpe para la hegemonía occidental, de que ahora hay indo-mestizos que rescatan y revalorizan a las culturas madres de Abya Yala. Y así en todo el mundo, incluido la Europa indígena, donde lo celta va tomando protagonismo paulatinamente.

Las culturas indígenas europeas comparten los mismos saberes ontológicos y epistémicos con todas las culturas indígenas del mundo. Cuando uno estudia la cultura celta, no hay diferencia de fondo con las culturas de Abya Yala, las diferencias son formales. Y lo mismo sucede cuando se estudian las culturas asiáticas milenarias, como la china, la hindú. O las africanas como la bantú.

Las culturas originarias o cosmocéntricas son las mismas en todo el mundo, lo que nos permite colegir que la civilización es la única disonante en todo el planeta, la que destruyó el vínculo con la Madre Tierra y desde ahí la debacle de la humanidad y que ahora estamos queriendo restituir ese quiebre que hicieron los griegos, y ahora toca reescribir la historia que nos contaron, en la que los griegos han sido considerados los más altos exponentes del pensamiento mundial.

Todos sabemos que los ricos y los vencedores escriben la historia a su medida. Pues, como dice Mignolo, “No se trata de cuál es la “historia real” o la “verdadera”, ni siquiera “cuál es la narrativa más apropiada” del período de 1500 a 2000, sino quién cuenta la historia y para qué.” Aquí es donde también se va cerrando la hegemonía de la episteme occidental o de la civilización, en donde sus mitos fundantes, creencias y valores, son puestos en entredicho, y están quedando relativizados, como otros más entre otros.

Este es el regreso del que hablaron los abuelos de Abya Yala, van regresando los saberes de los pueblos indígenas de todo el mundo. Van retornando las ciencias, valores y principios de la madre tierra y el cosmos, que son inmutables y que están más allá de las creencias de cada pueblo. Ese es el próximo Pachakutik en terminología andina (o el tercer nomos como dice Mignolo) que vieron los abuelos para los próximos 500 años. El fin del capitalismo como tal, será lo último de la civilización, pero no será por decreto sino que se irá extinguiendo lentamente, mientras el nuevo mundo se va abriendo paso a paso en medio de las penumbras de la civilización.

El fin de la hegemonía occidental será el fin de la civilización por el influjo de un nuevo paradigma, en otro nivel y otro estado, pues no se trata de regresar o retroceder al pasado, sino de que el pasado se haga presente para construir otro futuro. Se puede decir ahora claramente que la Luz de la Conciencia Solar efectivamente se está abriéndose paso en mitad del oscurantismo, como lo profetizaron o pronosticaron los abuelos sabios o chamanes de Abya Yala hace más de 500 años.