POLÍTICOS BUCEANDO EN PISCINAS DE SAL

POLÍTICOS BUCEANDO EN PISCINAS DE SAL

Sebastian Mamani Cuenca 26-10-2022

Struere del latín es el étimo de la palabra industria que significa transformación. Concomitantemente, los fundamentos de la teoría del valor nos orientan a comprender el rol de la intervención del hombre en la supranaturaleza, de modo que la agregación de valor es parte de un proceso industrial. Entonces, la extracción puede ser industrial al igual que toda la cadena productiva.

Aplicando este razonamiento, se notará la ingenuidad de los redactores de la Ley 928 de creación de Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB), al pretender excluir a la industria de los procesos de extracción y de química básica. Es significativamente impropio abordar la química avanzada sin garantizar conceptualmente la química básica soportada por la cooperación internacional; situación que limita las capacidades de la cadena productiva. Bajo estas observaciones, no puede decirse que existió un plan maestro, sino un espíritu político carente de soporte técnico.

La política debe entender que la ciencia es la génesis de toda la dinámica productiva. Por esta razón, la actitud de los involucrados debe ser guiada por la constante actualización en base a artículos científicos, investigaciones y buenas prácticas. Contrario a lo que sucede con opinadores que se aferran en utilizar métodos que más temprano que tarde serán desplazados; esto en clara alusión a la porfía de utilizar para siempre el método de evaporación mediante las costosas piscinas en los salares, emulando al éxito chileno que en sus salares posee concentraciones que hacen apropiado el uso de este método, aunque con serios impactos negativos. Lo que parece una forma de justificar la visión cegarra sobre los procesos industriales que requiere el país.

En contraste, la incursión de tecnología innovadora implica beneficios multidimensionales, incluso antes de aplicarla, un ejemplo es la incorporación de tecnologías de Extracción Directa del Litio (EDL) con la participación de empresas altamente desarrolladas, entre ellas; una que domina una tercera parte del mercado mundial de baterías con más de 3.300 patentes y otra que cuenta con el instituto científico más experimentado en salmueras; la oportunidad de contar con fuertes inversiones extranjeras; un rendimiento comprobado superior al 80% en la extracción; un impacto medioambiental controlado y mínimo; y la oportunidad de materializar la transferencia de tecnología.

Pero también existen extremos en la arena política que no están relacionados con la ingenuidad o falta de pragmatismo sino con el anhelo de pérfidos políticos que en alianza con empresas estadounidenses y agrupaciones no-democráticas como COMCIPO fanatizan con éstas. La evidencia es la toma de YLB por parte de un ex funcionario de la Comisión Chilena del Litio en 2019 de formación economista especializado en agronomía, Juan Carlos Zuleta, quien al son de la revista Forbes, New York Times, El Deber, en ese orden jerárquico, replican propaganda estadounidense desprovisto de soporte técnico-científico a su estilo Black PR para generar un ambiente a favor de sus empresas.

La opinión pública debe encontrar sus mejores intérpretes sobre lo que es importante y técnicamente viable en el desarrollo de la cadena productiva del litio del cual Bolivia indudablemente ya es protagonista