LA DEGRADACIÓN DE LA POLÍTICA NORTEAMERICANA
LA DEGRADACIÓN DE LA POLÍTICA NORTEAMERICANA
Max Murillo Mendoza/28-10-2024
El “ejemplo” de occidente, el país más desarrollado y capitalista, el país democrático por excelencia, elige emperador en estos días. El pueblo estadounidense tiene que votar entre el mal menor y el caudillo gringo de apellido Trump. El mal menor es también un desastre: genocidio sionista en Palestina y la tragedia de Ucrania. Pues realmente como nunca antes, el pueblo norteamericano no tiene alternativa más democrática y civilizada. Ese es el grado de repugnancia al que han llegado aquellos civilizados occidentales.
La degradación de la democracia estadounidense es nomás el diagnóstico más claro de la civilización occidental. Los hijos predilectos que son los judíos demuestran esa hecatombe brutal de occidente. Son ellos los que abanderan la destrucción de los valores, de los sentidos comunes de todas las culturas. Es una degradación a todas luces significativa, por las paradojas de sus avances científicos y tecnológicos. La bomba atómica fue el campanazo de ese pensamiento occidental.
Occidente conduce al mundo a un callejón sin salida. Occidente no cambia de estructura mental, desde las cavernas trogloditas les encanta la guerra, la sangre, la destrucción de todo lo que le puede hacer competencia. Es una civilización enferma, podrida por dentro y totalmente hipócrita en sus relaciones con el mundo.
Por culpa de occidente se producen reacciones por todo el mundo: terrorismos, revoluciones, revueltas, cambios. Definitivamente es occidente el mayor culpable de los desastres más grandes y graves de la historia humana. Donde occidente mete la nariz, pues hay problemas sociales y económicos. Sus discípulos que tienen por todo el mundo, en todas las ideologías, y en todas las culturas, también son los imitadores más terribles de sus amos culturales.
Sabemos gracias a la civilización occidental que las guerras son sólo alargar los problemas, todavía con más problemas. Pero las guerras son para occidente el negocio más rentable del capitalismo. Tienen que inventar más guerras para la sobrevivencia de sus economías. Es parte de su degradación moral y ética.
Por todo eso, por todo lo que significa occidente, las demás culturas debemos curar al mundo de tanto desastre y destrucción. Inmensa tarea de generaciones, desde sanar a la naturaleza y sanar al espíritu humano, incluso al espíritu humano occidental. Su destructiva manera de ser a lo largo del mundo, requiere de alternativas y formas humanas más civilizadas, más democráticas y éticamente más nobles.
En estos días los estadounidenses elegirán en el circo romano de su democracia, líderes que reflejan la decadencia y la degradación total de aquella civilización. Un ignorante; pero popular caudillo gringo, sea probablemente el nuevo emperador. Recordándonos de esa manera que la historia de occidente no cambia: Calígula, Hitler. Que regresa varias veces en el tiempo, con brutalidades a la orden de la carta imperial. O una mujer negra de apellido Harris; ya totalmente enajenada y alienada con la ideología de la violencia occidental.
Definitivamente orbitamos una coyuntura de la historia mundial, con el ojo del huracán occidental violento, guerrero, antihumano, genocida e hipócrita políticamente. A estas alturas de la historia occidente se hace indefendible por sus resultados de siglos, de siglos de violencia generalizada y cruel, precisamente en nombre de sus sagrados “intereses democráticos”, sagrados valores occidentales que ya no son banderas ejemplares en absolutamente nada.
La civilización occidental ha convertido al mundo en un cementerio de buenas intenciones; donde su brújula es la que empuja al abismo a todas las culturas del mundo. No hay pueblo alguno que se salve de sus “democráticos intereses”, por sus genocidas maneras de civilizar al mundo.
Corren los siglos. Corren los milenios bañados en estiércol sangriento de la política occidental. No hemos logrado salvarnos de esos venerables salones de la muerte. Incluso las revoluciones caen poco tiempo después en sus garras sangrientas. No son las guerras que nos librarán de la historia occidental. Porque las guerras son el sentido de su existencia. La muerte y sufrimiento es lo más civilizado y occidental.
Quizás sea la inmensa paciencia de siglos y milenios, paciencia activa desde nuestras culturas construyendo tejidos sociales junto a la naturaleza. Pero eliminando las costumbres occidentales guerreras también por estos lados, que indios o k´aras tienen por igual. Quizás sea la sabiduría de la sobrevivencia de nuestros ancestros, las que por fin derroten a los monstruos e impunes de la historia occidental.
La degradación de la política occidental seguirá influyendo en el mundo, de manera sangrienta y brutal. Los civilizados, educados, herederos de griegos y judíos, votarán en poco tiempo frente al mundo que mira impávida ese circo romano de la democracia occidental. Pelea de carniceros y pelea de quién bombardea más países y mejor. Pelea de asesinos en serie donde la muerte es el mejor regalo para su podrida democracia.
La degradación de la política estadounidense, es el espectáculo mundial más perverso posible. Es la película de terror más impune posible. Es la canción más lúgubre para el mundo, porque nada positivo ganará el mundo, sino más muerte y desolación mundial: en nombre de sus sagrados valores democráticos, que por supuesto valen bombardeos y muerte por todo el mundo.